¿Por qué No a la Incineración?

Los incineradores no hacen desaparecer los residuos, sino que los transforman en distintos tipos de salidas: emisiones al aire, cenizas y efluentes líquidos. De hecho la masa total de gases, líquidos y sólidos que salen de un incinerador siempre es mayor que lo que ingresa para ser quemado.

Los incineradores son una fuente de contaminación y dañan la salud de la población y sus trabajadores. Entre los contaminantes tóxicos emitidos por los incineradores se encuentran dioxinas y furanos, metales pesados tales como plomo, cadmio y mercurio, compuestos orgánicos volátiles, hidrocarburos aromáticos policíclicos, gases de efecto invernadero, gases ácidos y partículas finas y ultrafinas. Numerosos estudios han detectado impactos de los incineradores en la salud de las poblaciones cercanas y de sus trabajadores.

La incineración va a contramano de los acuerdos y tendencias internacionales. Su desarrollo no respeta el Convenio de Estocolmo, del cual Argentina es parte, que busca restringir la liberación de sustancias tóxicas como dioxinas y furanos, todas ellas producidas por los incineradores. Por su parte Europa está encaminada en restringir y limitar cada vez más la incineración de residuos. Muchas de las empresas que están llegando a Argentina a proponer incineradores son las que se están quedando sin su fuente de negocios en otros países.

Argentina no tiene capacidad técnica para monitorear adecuadamente los contaminantes de los incineradores, ni los mecanismos de control adecuados. Por ejemplo en Argentina  no hay laboratorios que puedan medir dioxinas en aire. Además el país se caracteriza por grandes falencias y falta de recursos en los organismos encargados de controlar la contaminación ambiental.

La incineración agrava el cambio climático. La incineración, en particular de Residuos Sólidos Urbanos, es una fuente enorme de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. Las estrategias de reducción, reciclaje y compostaje ofrecen un gran potencial para la mitigación del cambio climático. Tampoco se estaría cumpliendo con los compromisos asumidos al firmar el Acuerdo de París sobre Cambio Climático en 2015.

La incineración destruye recursos que deberían ser recuperados y retornados a ciclos naturales o al sistema productivo. De esta manera la incineración mantiene la presión sobre la naturaleza, extrayendo materiales y utilizando energía para la fabricación de nuevos productos.

Los incineradores derrochan energía. La industria está vendiendo incineradores como forma de “valorización energética”. Aunque se pueda recuperar parte del calor producido en la combustión, se pierde toda la energía que se usó en fabricar aquello que se quema. Por esto mucha más energía puede ahorrarse mediante reducción en la fuente, reutilización y reciclaje. La energía de un incinerador no puede considerarse renovable.

La incineración significa un obstáculo al reciclaje y la reducción. Por ende pone en riesgo el trabajo de los recicladores urbanos y todos los empleos asociados al reciclaje. El costo de un incinerador con tecnología moderna es tan alto que priva a los gobiernos locales de recursos para estrategias sustentables de manejo de residuos. Además suelen funcionar con una cantidad fija de toneladas, por lo que condiciona a los municipios a seguir produciendo residuos para quemar, ya que el contrato se hace entre el municipio y la empresa incineradora.

La incineración no soluciona el problema de la disposición final de residuos, ya que luego del proceso deben depositarse las cenizas formadas durante la combustión, las que además muchas veces son altamente tóxicas por lo que deben disponerse en rellenos de seguridad. Aproximadamente por cada 3 toneladas de residuos que ingresan, se forma 1 tonelada de cenizas.

A continuación informes sobre diferentes tecnologías que incineran residuos y sus impactos. 

Cementeras
Disfrazados
General
Hospitalarios